
En el año 1927 mis padres, Eduardo Méndez y doña Juana Torres, vivían en una barriada de Lima, Perú.
Ellos tenían dos hijas, Hermelinda y Judith. Para tener una mejor oportunidad de vida mi padre consiguió una parcela en las afueras de la ciudad y pudo construir con gran sacrificio una rustica casita de madera.
Aun así las cosas empeoraron y el decidió nuevamente embarcarse. Ya él había hecho dos viajes a Europa y Asia, esta vez solo necesitaba conseguir trabajo como marino mercante.
Habló con mi madre y le dijo;
– Juanita he conseguido un trabajo como timonel en un velero. Iremos hasta África y Europa. No te faltara nada porque ya di instrucciones para que ellos en la oficina te den parte de mi salario todos los meses. Regresaré en Diciembre de 1928. –
Según me cuenta mi madre, ella le dijo; – Eduardo, estamos en el mes de Mayo y tengo 2 meses de embarazo. Es muy probable que el niño nazca a tu regreso –
– No te preocupes Juanita. Me comunicaré contigo a través del telégrafo y así podremos hablar sobre esta hermosa llegada – dijo mi padre.
Pasaron los meses y ya se acercaba las navidades. Un día mi madre se levantó con dolores de parto y doña Celestina, experta partera, empezó a atender a mi madre. En el barrio, El Pedregal, todo el mundo la conocía. Después de unas horas nací yo el 25de Diciembre a las 11 y 50 de la noche del 1928. Ya las palomas del solar se acercaron a la puerta de la casa. Igual lo hiso la cabrita mascota de don Virgilio y el gallo del corralón cercano que siempre cantaba despertándonos a la 5 de la mañana. Esta vez cantó a las12 de la noche. La Luna alumbraban los rosales y los capullos se abrían con hermosos pétalos, sonriendo a el paisaje. (more…)