
– ¿A dónde vas con tanta prisa? – pregunto el quetzal [1], que por ahí volaba, a la paloma
– Voy con un encargo del profesor Ahmed Ordones, para el ejercito de honduras (país centroamericano) – contesto la paloma
– ¿Qué es lo que llevas? –
– Un sobre con un mensaje importante. Me lo colocaron al derredor de mi cuello – contesto la paloma
– ¿Eres como un “Poni express”, o como los carteros? –
– No, no, no soy Poni (caballo) “express” ni soy cartero. Soy paloma mensajera y me siento muy orgullosa de mi trabajo. ¿Y que tu eres? –
– Yo soy el rey de los mayas. Soy el más hermoso de las aves voladoras. Pero mi misión en esta tierra es comunicar con mi canto a los indios Mayas donde se encuentra una persona o un animal herido o perdido y necesita ayuda – dijo el Quetzal.
– Que noble eres, yo soy un mensajero y tú eres un salvavidas. Ven conmigo y juntos podemos ser más útil en esta tierra. Acompáñame para presentarte a los soldados del ejército de mi país. Estamos cerca a la explanada donde tenemos que bajar –