
En una isla flotante del lago Titicaca vivía un matrimonio mestizo, Juan y Carmen Chuquispe, con su hijo de 12 años llamado Zarko.
Un día, el niño se fue nadando hasta la playa que rodea el altiplano y en la lejanía desapareció. Después de 2 días sus padres preocupados se fueron a buscarlo en una balsa de totora (lancha fabricada de caña carrizo tubular prensada que crece en lugares húmedos). Nunca supieron de él por un mes y todos los vecinos los consolaban. Un año después, llegó un arriero a la puerta de la familia Chuquispe. El arriero entregó a la familia un mensaje escrito en un pedazo de papel marrón de bolsa de azúcar de Paramonga.
Señor – dijo el arriero – yo soy de la península de Huata y viajo por el río Vilcanota hasta la frontera de Brasil. Llevo productos del altiplano y regreso con pieles de venado. Pase por una mina y vi un niño flacucho llorando cerca a un cadáver de otro niño. Cuando el niño me vio, vino corriendo y me dio éste mensaje para ustedes. Le ofrecí regresarlo a ustedes en mi lancha pero un capataz y se lo llevó. Yo no pude hacer nada. Espero éste mensaje les ayude a encontrar a su hijo. Que nuestro Dios Inti los proteja –
Con mucha tristeza el arriero se alejó.
Juan y Carmen leyeron el mensaje;
– Papá, mamá, estoy muy enfermo, unos hombres me obligaron a venir a trabajar en las minas de oro en el pueblo de Xapurio
Zarko
Casi instantáneamente Juan decide rescatar a su hijo – No sabemos dónde está ese sitio, tenemos que encontrarlo. Necesitamos pertrechos y dinero. Llevaremos para este largo viaje ropaje, alimentos, medicinas y unos cuantos soles, herencia de mi abuelo. Nuestro dios Inti nos guiará –
Antes del viaje, Juan y Carmen oraron 7 días según les dijo el sacerdote Inca. El sacerdote inca era un anciano de 97 años con poderes mágicos que todavía prevalecían.
– Tengan mucha fe al orar por el regreso de su hijo – el sacerdote les aconsejo
Después de siete días de oración Los Chuquispes comenzaron el rescate de Zarko. Fueron al lago que menciono el arriero y empujaron una balsa en la cual navegarían sus aguas. Varias horas más tarde, de pronto, comenzó a llover. La lluvia vino acompañada de truenos y relámpagos. Volando hacia la balsa y entre la lluvia una enorme ave se posa en la proa de la balsa y aleteando con fuerza les dijo; – Yo soy el cóndor de los Andes. Los guiaré hasta ese diabólico lugar donde los niños trabajan como esclavos y cuando se enferman los abandonan a su suerte en la densa selva. –
– ¿Tú conoces ese lugar? –
– Conozco ese lugar muy bien. Deben tener y confianza en mí.
– Te seguiremos
– Iremos por el río Vilcanota, déjenme estar en la proa para yo poder pescar mis alimentos del lago.
Así fuero los tres a un incierto destino. (more…)